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¿Es buena idea?

  Con la partida de Nikola y su escuadrón, el ambiente en el castillo finalmente se relajó, aunque solo un poco. Los guardias reales volvieron a sus puestos, y Ching y Gara se quedaron con la reina Melty para discutir lo sucedido.

  Gara fue la primera en hablar, con los brazos cruzados y una expresión de desconfianza en el rostro.

  —Ese Nikola… es extra?o. No sé qué trama, pero no me gusta.

  Melty suspiró, sabiendo que Gara no era de las que sospechaban sin motivo.

  —Dudo que haga algo inmediato —respondió la reina—. Probablemente su "advertencia" solo aplicaba si Rishia se acerca al reino humano.

  Gara frunció el ce?o.

  —Igual no confío en él. Algo planea.

  Antes de que Melty pudiera responder, Ching apareció, ajustándose los guantes y con su expresión típica de análisis.

  —Ching —la llamó Melty—, ?tienes idea de qué era ese aparato que detectó a Rishia?

  Ching se llevó una mano al mentón, pensativa.

  —Probablemente un rastreador, pero invertido. En lugar de emitir una se?al para ser encontrado, parece que escanea el entorno en busca de humanos o de ciertas formas de vida específicas.

  Melty cerró los ojos por un momento y suspiró.

  —Si los humanos tienen algo así… no es seguro que Rishia se acerque a la frontera por ahora.

  Gara asintió de inmediato.

  —Ella no va a estar feliz con eso. Seguro esperaba conocer la frontera como parte de su entrenamiento como guardia real.

  Pero Melty negó con la cabeza.

  —Su seguridad es lo primero. Al menos hasta que estemos seguros de que esto no pasará de un simple encuentro.

  Ching asintió, pero su expresión mostraba dudas.

  —Viendo cómo hablaba ese mayor sobre los humanos… dudo que tengan interés en Rishia.

  Gara la miró con seriedad.

  —Tal vez no ahora, pero si vio potencial en ella… eso cambia las cosas. Los humanos son así. Si ven algo con potencial, lo explotarán sin piedad. Siempre ha sido su manera de actuar.

  Melty sintió un nudo en el estómago. Sabía que Gara tenía razón.

  —Es verdad… —admitió en voz baja—. Pero por ahora, tomaremos precauciones. Mandaremos patrullas a vigilar la frontera por si hay más incursiones humanas, aunque lo dudo.

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  Gara asintió y se marchó para informar a los guardias reales sobre la nueva directriz. Ching, con una mirada interesada, se dirigió a su laboratorio, sin duda con la intención de investigar la tecnología humana que acababan de presenciar.

  Melty se quedó sola, pensativa.

  Todo esto la inquietaba.

  Sabía que lo más lógico sería enviar a Rishia con los humanos. Era de su especie. Suponía que ese debía ser su hogar…

  Pero recordaba el miedo en los ojos de la soldado humana cuando vio a Nikola.

  Si Rishia iba con ellos… ?qué le harían?

  ?Seguiría siendo la misma ni?a risue?a que crió durante 14 a?os?

  O peor aún… ?la convertirían en algo más?

  Melty no quería averiguarlo.

  No dejaría que ellos arruinaran a su Rishia.

  La habitación de Rishia estaba tranquila, iluminada solo por la suave luz de la luna que entraba por la ventana. La joven jugaba en su cama con un rompecabezas metálico, seguramente un desafío creado por Ching.

  Cuando la puerta se abrió y Melty entró, Rishia levantó la vista con una sonrisa.

  —?Reina Melty!

  Melty le devolvió la sonrisa y se sentó en la cama junto a ella.

  —?Cómo vas con el puzzle?

  Rishia infló las mejillas.

  —?Es muy difícil! Ching dijo que ni Gara pudo resolverlo.

  Melty rio suavemente.

  —Bueno, Gara nunca ha sido muy buena con esas cosas.

  Rishia asintió con entusiasmo.

  —Sí… y cuando intenta resolverlo, sus serpientes se exasperan y lo tiran al suelo.

  Las dos rieron juntas, imaginando la escena.

  Pero luego, el rostro de Melty adoptó una expresión más seria. Suspiró y miró a Rishia con suavidad.

  —Rishia… por un tiempo no irás a la frontera.

  La sonrisa de la joven se desvaneció y la miró con confusión.

  —?Por qué? Si voy a ser guardia real, debo conocerla.

  Melty negó con la cabeza.

  —Por ahora no. Quizás más adelante.

  Rishia suspiró, decepcionada, pero asintió. Sabía que discutir con Melty no cambiaría nada.

  La reina la abrazó con ternura.

  —Te amo mucho, Rishia.

  Rishia sonrió y correspondió el abrazo.

  —Yo también te amo.

  Melty acarició sus mejillas con cari?o.

  —Me gusta cuando eres tan linda.

  —?No soy linda! —protestó Rishia, haciendo un puchero.

  Melty rió con suavidad y, después de un rato, dejó que su protegida se acomodara para dormir.

  Todo estaba en silencio en la habitación. Rishia intentaba dormir, pero no podía. Algo la inquietaba. ?Por qué Melty no quería que fuera a la frontera?

  Suspiró y se sentó en la cama, abrazando sus piernas.

  De repente, un sonido rompió la calma.

  Scratch… scratch…

  Algo ara?aba su ventana.

  Se giró de inmediato, con el corazón latiéndole rápido. Al mirar hacia la ventana, vio la silueta de un gato negro posado en el alféizar.

  —?Un gato…?

  Se acercó con cuidado y abrió la ventana, esperando que el felino entrara. Pero el animal no se movió.

  En cambio, sus ojos brillaron con un rojo intenso… y habló.

  —Rishia…

  La joven cayó hacia atrás, sorprendida.

  —??Un gato que habla?!

  Pero al mirarlo mejor, notó los peque?os engranajes en sus patas, el brillo metálico en su cuerpo.

  —Espera… ?no eres un gato?

  Era un robot.

  Sonrió, relajándose un poco.

  —?Debe ser de Ching! Seguro es uno de sus juegos…

  No sería la primera vez. Una vez le había enviado un canario mecánico con pistas para un rompecabezas.

  Pero este… era diferente.

  No solo parecía más rudimentario que los otros, sino que había algo en él que le daba un ligero escalofrío.

  El gato saltó al tejado y la miró, como si esperara que lo siguiera.

  Rishia dudó.

  Era tarde… su toque de queda era a las 6 PM, y ya debían ser cerca de las 12.

  Pero si Ching me lo mandó, entonces no hay problema… ?cierto?

  Con esa idea en mente, se puso su chaqueta y botas, luego saltó con agilidad al tejado.

  El gato comenzó a moverse rápido, y ella lo siguió con una sonrisa.

  Sin saber que, en la oscuridad, algo más la observaba.

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